Temperatura de los Ingredientes:
Asegúrate de que tanto la manteca como los huevos estén a temperatura ambiente antes de comenzar. La manteca más suave se mezclará más fácilmente con los huevos, reduciendo las posibilidades de que la mezcla se corte.

Batir la Manteca Primero:
Comienza batiendo la manteca sola antes de agregar los huevos. Esto permite que la manteca se vuelva más cremosa y se mezcle más fácilmente con los huevos.

Agregar los Huevos de a Poco:
Añade los huevos uno a uno, batiendo bien después de cada adición. Esto facilita la incorporación gradual de los huevos a la manteca y reduce el riesgo de que la mezcla se corte.

Uso de Huevos a Temperatura Ambiente:
Asegúrate de que los huevos también estén a temperatura ambiente. Los huevos fríos pueden hacer que la manteca se solidifique, lo que aumenta la posibilidad de que la mezcla se corte.

Agregar Harina o Otros Ingredientes Secos:
Si estás preparando una masa que incluye harina u otros ingredientes secos, agrégales después de que la manteca y los huevos estén bien mezclados. Esto ayuda a absorber la humedad y reduce el riesgo de corte.

No Batir en Exceso:
Evita batir la mezcla en exceso una vez que los huevos se hayan incorporado. Batir demasiado puede causar que la masa se caliente y que la manteca se separe.

Usar Batidora Eléctrica a Velocidad Baja:
Utiliza una batidora eléctrica a baja velocidad para mezclar los ingredientes. Batir a alta velocidad puede generar calor y aumentar el riesgo de corte.